Periodista especializada en vida saludable

El cannabidiol (CBD), como se detalla en el apartado anterior, tiene propiedades que aportan numerosos beneficios para la salud, pero también es importante tener en cuenta ciertas consideraciones antes de usarlo. Lo primero que debes hacer es consultarlo con tu médico, pues el CBD puede interferir en el uso de otros fármacos, reduciendo o prolongando sus efectos. Esto ocurre concretamente porque es capaz de desactivar o amplificar las enzimas del citocromo P450 (CYP), según explican en un documento de The cannabis web. Igualmente puede llegar a causar lesiones hepáticas e incrementar el riesgo de somnolencia si se combina con alcohol.

Entre los efectos secundarios más comunes del CBD se encuentra la sequedad bucal, el cansancio, la somnolencia y los mareos o cefaleas, según explican desde la Fundación CANNA. Desde la FDA apuntan también que puede provocar cambios en la lucidez mental, malestar gastrointestinal (diarrea o disminución del apetito, o cambios en el estado de ánimo, que van desde irritabilidad a agitación. Por tanto, ante cualquiera de estos síntomas durante el uso de productos con cannabidiol lo mejor es interrumpir su empleo y consultar al médico.

También hay que tener cuidado especialmente en el caso de los aceites de cannabidiol para vaporizar, por ejemplo con los cigarrillos electrónicos, pues pueden contener propilenglicol, un aditivo químico que al alcanzar altas temperaturas genera formaldehído, que se ha demostrado que podría fomentar la aparición de cáncer.

María Jesús Escribano García, directora técnica-profesional del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM) nos explica que en la mayoría de las preparaciones de aplicación tópica se indica que el cannabidiol no es apto para niños menores de 3 años, y que en caso de estar embarazada o en periodo de lactancia se aconseja consultar con su médico antes de utilizar este compuesto.

“Nosotros pensamos que únicamente deben evitar el cannabidiol los que sufran patologías cardiovasculares (sobre todo arritmias) al ser los CBD depresores”, aclara por su parte José Antonio Sánchez, CEO de MEDCAN un centro de información sobre el uso terapéutico del cannabis.

Por último, hay que tener en cuenta que el auge de este compuesto ha hecho que sean muchos los productos en el mercado que se publiciten alegando que incluyen CBD en su composición; no obstante, muchos de ellos tienen cantidades ínfimas, o que no son de la adecuada calidad. Por ello, lo mejor es que busques en la etiqueta de ingredientes las palabras cannabidiol, CBD, o extracto de cáñamo; no te dejes engañar si pone aceite de cáñamo, cannabis sativa o semillas de cáñamo, porque estos ingredientes no son lo mismo que el CBD.

En la misma línea, desde la FDA recuerdan que actualmente es ilegal comercializar el CBD añadiéndolo a un alimento o etiquetándolo como un suplemento alimenticio.

El Dr. Jesús de Santiago Moraga, médico especialista en tratamiento del dolor y coordinador del Grupo de Interés en Cannabinoides de la Sociedad Española del Dolor, nos aclara que “se desaconseja el autotratamiento. El tratamiento con CBD sólo debería ser considerado como parte de un tratamiento multidisciplinario, recetado por un especialista con formación específica y preferiblemente como medicamento coadyuvante si los tratamientos recomendados convencionales no han proporcionado suficiente eficacia o tolerabilidad”.

Por su parte, María Jesús Escribano y José Antonio Sánchez nos dan algunas recomendaciones más para un uso seguro:

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