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2022-09-23 08:36:56 By : Mr. Jianghao Zhou

El tercer Sábado de cada mes gratis con El País.

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Hasta 2018 nadie (o casi nadie, para no mentir) pensaba en las cejas cuando hablaba de maquillaje o tratamientos de belleza. Luego llegaron el contouring, las cejas tatuadas, la micropigmentación y, por supuesto, el microblading. Venían directitos desde USA y se convertían en todo un universo por descubrir y en uno de los propósitos beauty más repetidos en 2019. Para muestra, un botón. Habían tenido que pasar nada más y nada menos que 20 años para que, por fin, nos alzásemos en pie de guerra contra aquellas cejas finas y lineales de los 80 y los 90 que tanto horror nos provocan hoy en día. Pero había llegado el momento y el fenómeno cejas fue in crescendo.

Lo primero que hicimos, además de los tratamientos específicos y por eso de que había que convertirlas en algo que, desde luego, no eran, fue maquillarlas. Pintarlas con todo tipo de productos y llevar al éxito una categoría hasta ese momento oculta e infravalorada en la industria de la belleza: tanto, que la firma Benefit hizo de ellas su buque insignia y su liderazgo perdura hasta hoy.

Sin embargo, en los últimos meses, el fenómeno cejas ha tornado en una búsqueda de lo natural, más que de un maquillaje excesivo, y hemos comenzado a querer nutrirlas desde el interior. Coincide con S Moda la experta en belleza María Martínez, fundadora de Laconicum: «Por fin, después de mucho tiempo fijándonos en el aspecto de las cejas, hemos empezado a fijarnos en su salud. Llevamos ya bastantes años prestando especial atención a las cejas, pero lo hacíamos, como suele pasar con las modas cosméticas, queriendo mejorarlas de un día para otro. Se multiplicaron los productos de maquillaje para enmarcarlas, rellenarlas, colorearlas… Y es fantástico, pero el buen aspecto de las cejas pasa por una buena salud de las mismas. Así que pusimos el foco en productos que fortaleciesen el vello, que le ayudasen a crecer y estar saludable para que luego el maquillaje realmente funcionase».

«Hay una tendencia a lo natural. Queremos cejas más tupidas pero que se vean naturales, y con eso no nos ayuda solo el maquillaje, sobre todo a quienes en los 90 cayeron en la depilación feroz de las cejas. La ceja en sí, más fina o más gruesa, más tupida o menos, tiene que tener una buena base», advierte María. 

Y lo hemos conseguido, efectivamente, con la ayuda de aceites; de oliva, de almendras, de coco, de aloe vera y, sobre todo, de ricino. Este último es, según Google Trends, el más buscado y comentado y el que ha experimentado un aumento de popularidad exponencial y mayor en los últimos años.

– Aceite de oliva: un producto increíblemente polivalente. Puede usarse para casi todo en una rutina de belleza -desde como mascarilla para el cabello hasta para nutrir uñas o cejas y pestañas-. Es rico en vitaminas A y E, que ayudan a estimular el crecimiento de los folículos.

– Aceite de almendras: más de lo mismo. Repleto de vitaminas A, B y E, es un producto asombroso cuando se trata de estimular el crecimiento del cabello.

– Aceite de coco: un producto capilar súper útil debido a su capacidad de ser absorbido por las fibras capilares. Se usa contra la piel seca y para hacer brillar el pelo, pero también funciona sobre las cejas.

– Aceite de aloe vera: intensamente hidratante y usado para una variedad de propósitos de belleza. A diferencia del resto de aceites de esta lista, el aloe vera no es graso, por lo que esta es una buena opción para quienes sean propensos al acné. ¿Su ingrediente secreto? La aloenina, que promueve el crecimiento del cabello.

– Aceite de ricino: también conocido como «castor oil» en inglés, por la planta que le da origen. Se obtiene de la semilla homónima y está conformado por ácidos grasos (cuyo 90% son ácidos ricinoleicos) que penetran en la raíz del cabello y funcionan como un gran agente hidratante contra la caída del pelo y otros problemas de la piel.

Si desde 2018 venía gestándose este éxito, 2020 y 2021 se ponen en cabeza proclamándose como el momento idóneo para incluir este tipo de producto en nuestra rutina. “Creemos que los aceites de cejas están en auge porque, a hora más que nunca, ese foco en el cuidado prevalece porque vivimos un momento en el anteponemos el tratamiento al maquillaje, quizá por tiempo, por conciencia de autocuidado o por ambas cosas. E sta pandemia nos ha enseñado a ser pacientes, así que productos como este, que requieren compromiso, se han visto beneficiados”, explica María Martínez a S Moda.

Lo sabe bien porque, de hecho, uno de los productos más exitosos de Laconicum (se vende uno cada día) es el Nourishing Brow Oil e BBB London: «E s una marca centrada en el cuidado de cejas y pestañas. Este aceite las nutre y fortalece, acondicionándolas y evitando que se caigan. Su objetivo ya suscitó curiosidad y sumó puntos que fuera tan cómodo su formato roll-on y que fuese de uso nocturno, no da pereza aplicarse un aceite por la noche. Además, la mezcla de aceites de almendra, romero, lavanda y sándalo es muy aromática, tanto que recomendamos aplicarlo en las cejas y poner un poco en las sienes para dormir mejor. Es un aceite muy completo y que da resultados», asegura María. 

Siguiéndole muy de cerca, el aceite de ricino puro de la marca Naissance que se vende a través de Amazon. Acumula casi 14.000 valoraciones positivas en la plataforma y se mantiene siempre entre los primeros puestos de los productos más vendidos en la categoría de belleza. Las usuarias que ya lo han probado y un sinfín de artículos sobre él publicados en la red dan buena cuenta de su éxito.

Y un tercer caso de éxito provocado por el “efecto Meghan”. De la misma marca que el sérum de pestañas que la Duquesa de Sussex confesó utilizar, este acondicionador de cejas de Revitalash se convirtió en best-seller durante el año pasado. Está desarrollado por médicos e incluye péptidos, lípidos, biotina y extracto de té verde para acondicionar y fortalecer las cejas protegiéndolas contra la rotura.

Artículo actualizado el 5 febrero, 2021 | 10:10 h

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